La pobreza monetaria afectó a un 29% de la población en 2023, con lo cual alcanzó niveles similares a la pandemia. Esto representa 9.9 millones de peruanos en dicha condición, un incremento de 616,187 personas con relación a 2022, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho).
La contracción económica de 2023 y la caída en la inversión privada ya daban indicios de que la pobreza iba a aumentar con respecto a 2022. Además, el sector agropecuario, el principal generador de empleos, ha perdido más de 700,000 puestos de trabajo desde 2021. Como evidenciamos en la última edición del Reporte Desempeño del Mercado Laboral Peruano, la desigualdad viene en aumento, con menos oportunidades de empleo para los trabajadores más vulnerables.
La tasa de pobreza monetaria urbana aumentó a un 26.4%, con lo cual superó los resultados de pandemia. La pobreza rural descendió a un 39.8%, pero esto esconde mayores niveles de desigualdad, porque solo en las zonas rurales se perdieron empleos el año pasado. Esto se observa en los resultados de la pobreza monetaria extrema rural, que aumentó hasta un 16.2%, con lo cual amplió aún más su brecha entre dichos ámbitos geográficos.
En las zonas rurales, la contracción económica dejó sin ingresos a la población más vulnerable, con lo cual se agudizó la pobreza monetaria extrema. En el ámbito urbano, el incremento en la pobreza se explica, principalmente, por el incremento en el costo de vida. Esto generó que más población urbana comenzara a buscar otras fuentes de ingresos. En las zonas rurales, las condiciones ya eran tan precarias que casi todos estaban trabajando por necesidad y con bajas remuneraciones.
¿QUÉ DEPARTAMENTOS FUERON LOS MÁS AFECTADOS?
Los niveles más altos de pobreza monetaria en todo el país se registraron en Cajamarca (44.5%). Esta situación afectó a 688,822 personas (+538 respecto a 2022). Le siguen Loreto (43.5%; 487,828 pobres), Pasco (41.7%; 135,296 pobres), Puno (41.6%; 656,225 pobres) y Huancavelica (39.5%; 213,932 pobres).
La pobreza monetaria aumentó en 20 de 24 departamentos. El más afectado fue Ucayali, donde se incrementó de un 22.5% a un 26.9% entre 2022 y 2023. Así, la población pobre en el departamento ascendió a 146,598 personas (+25,216). Le siguen Tumbes (29%; 75,177 pobres) y Lambayeque (17.9%; 238,181 pobres).
A pesar de la mayor incidencia en las regiones, la pobreza monetaria se concentra en Lima, que explica un 35.2% de la población pobre del país. Este resultado replica el desempeño de la demografía del país, debido a que más de un tercio de los peruanos vive en la capital. Cajamarca es el segundo departamento que mayor cantidad de pobres concentra, con un 7% del total.
La participación de la capital en la concentración de pobreza extrema es menor, con apenas un 20.6% de los casos del país. Esto se debe a que Lima genera mayores oportunidades de ingreso, en contraste con los demás departamentos. El segundo departamento con más personas en situación de pobreza extrema es Tacna (14.3% del total), seguido por Cusco (11.2%).
La pobreza monetaria extrema también aumentó en 20 de 24 departamentos. El más afectado fue Huancavelica, donde pasó del 9.6% al 13.9% entre 2022 y 2023. Así, la cantidad de pobres extremos en el departamento ascendió a 75,119 personas (+24,644). Le siguen Puno (13.9%; 219,727 pobres extremos), La Libertad (7%; 144,392 pobres extremos) y Áncash (5.6%; 67,705 pobres extremos).
El único departamento que progresó en reducir ambos tipos de pobreza fue San Martín. Esto les permitió a 21,801 personas salir de la pobreza. Uno de los factores que contribuyó a dicho resultado es el incremento en la remuneración promedio del departamento, de S/ 1,261 a S/ 1,370, entre 2022 y 2023. Sin embargo, registró una pérdida de 25,190 puestos de trabajo, de manera que continúa enfrentando el reto de generar mayores oportunidades de empleo.
La recuperación económica es necesaria, pero no suficiente. El país requiere estímulos de inversión que desarrollen el mercado laboral, donde se determinan los niveles de ingreso de la población. Los resultados de pobreza monetaria están vinculados con ello. Por ejemplo, Ica presentó la menor tasa de pobreza monetaria y también registró el mercado laboral más competitivo del país.
Las proyecciones de crecimiento de la economía, de alrededor del 3% para este año, son insuficientes para reducir la pobreza monetaria. Tomaría hasta dos décadas retomar los niveles prepandemia con ese ritmo de crecimiento, según el Consejo Privado de Competitividad. La situación puede continuar empeorando con un Gobierno sin liderazgo, que solo acentúa el deterioro institucional, la inestabilidad política y la sequía de proyectos de inversión privada. ¿Quién va a querer apostar por el país estando cómo está?
La inversión privada se contrajo un 7.2% el año pasado, el peor resultado en los últimos 13 años, excluyendo 2020. Esto representó más de S/ 8,000 millones menos en la economía, que eran necesarios para la creación de empleos de calidad. La contracción se explicó por la menor inversión minera, principalmente. Y, a pesar de la relevancia del sector, el Perú continúa siendo una de las economías menos competitivas en promover estas inversiones. Iniciativas actuales del Congreso proponen regular aún más el sector, pero las señales de que el Ejecutivo frenará estas propuestas sin sustento técnico son nulas.
El populismo generó 1.3 millones de nuevos pobres entre 2021 y 2023. Las prioridades del Gobierno deben replantearse. El presupuesto público se incrementó el año pasado considerablemente y puso en riesgo la estabilidad fiscal. Y todo para incrementar el gasto en personal y obligaciones sociales del Estado en S/ 23,120 millones, lo cual representó la gran mayoría del aumento del presupuesto público aprobado este año. El país requiere inversión, pero el Estado solamente presupuesta para su propia planilla.
